domingo, 11 de setembro de 2011

La casa de mi niñez y adolescencia

La casa que debe ser las más antigua y grande de la calle, se ubica justamente delante de lo que será la principal estación de metro de nuestra ciudad., representación del nuevo, del moderno en transportes colectivos.
         En la Avenida Tristão Gonçalves, 1143, entre las calles Meton de Alencar y Clarino de Queiroz, ella resistió al tiempo y a las constantes agresiones sufridas por las máquinas que trabajaron insensibles en la construcción de la estación de metro.
Su fachada ya no es lo que fue. Hoy está cubierta por un muro alto y frío, donde antes había un muro bajo y cuidadosamente trabajado. Su portón, hoy siempre cerrado, es simplemente alto, estrecho y de madera; ayer, siempre abierto, era de hierro, todo trabajado, acompañando el cuidado dado al muro, que era alto para los que vinieran de la calle y  bajo para quien estaba en su jardín, puesto que la casa era bien más alta que el nivel da la calle. El jardín no se asemeja al del pasado, donde había dos árboles, una de cada lado, para recibí quien llegara;  varias flores y mucho, mucho verde comandado por una grande palmera al centro. La luz  penetraba en él a través del verde con una suavidad y traía calor lleno de cariño, era el paraíso de mi niñez.
La entrada no se encontraba al centro, sin embargo allá existía una, puerta y varias ventanas. A la entrada se llegaba pasando por una arcada y atravesando una galería cubierta donde de un lado había una puerta y todas las ventanas de los dormitorios de la casa y del otro lado columnas de maderas. Además, por toda su extensión, al lado de las columnas, había el jardín que no se acababa hasta la llegada de una otra palmera, que invitaba las personas a entraren en la casa.
Allí, donde terminaba la baranda, después de las ventanas de los dormitorios, había una puerta, se llegaba entonces al salón principal. Amplio, alto, suelo rojo y blanco, sus paredes rosas y su techo blanco. A la derecha veíamos el comedor a través de una arcada sustentada por dos pequeñas columnas blancas. En frente una puerta por donde avistábamos otra baranda y más jardín, pero este lleno de árboles. A la izquierda, en el canto del salón, podríamos ver un pasillo.
Si siguiéramos por él, que tendría su suelo negro y blanco, sus paredes verdes y su techo blanco, veíamos al lado derecho: varias estanterías intercaladas por una ventana de vidrio, una puerta y otra ventana, que llevaban a baranda y al jardín de árboles. Al lado izquierdo del pasillo, veíamos las puertas de los dormitorios,  que eran tres, todos con suelo de madera y techo blanco. El primer y segundo tendrían las paredes amarillas y una ventana cada uno. El tercer, que ya fuera dos, era muy grande y poseía una viga trabajada en el medio de su techo, tendría las paredes rosas y dos ventanas.
Al final del pasillo veíamos una gran puerta que llevaba a un salón. Su suelo también era de madera, sus paredes verdes y su techo blanco. A la derecha veíamos una puerta, que era la primera que habíamos visto en la galería de la entrada; en frente, tres ventanas con balcón y a la izquierda, una puerta que llevaba a una pequeña sala donde a la izquierda hay una puerta que lleva al jardín de la frente, en frente una ventana y a la derecha una puerta que llevaba a la baranda del jardín de árboles.
Si volviéramos al salón principal y entráramos en el comedor, de suelo verde, negro y blanco, paredes verdes y techo blanco; veíamos, a la izquierda, una ventana de vidrio muy grande y a la derecha un pequeño pasillo. En el pasillo había una ventana de vidrio a la derecha, a la izquierda una puerta, que lleva a un cuarto de baño, y al fondo había un lavabo.
Si siguiéramos por el comedor, llegábamos a la cocina, que era muy grande y poseía dos lava-vajillas. Al final de la cocina y a la derecha veíamos una puerta que llevaba a un dormitorio para la ama de casa y a la izquierda dos puertas. La primera llevaba a un cuarto de baño y la segunda a una dispensa. Al fondo de la cocina se queda una grande puerta que llevaba al quintal, que era amplio y lleno de árboles, flores, verde.
 Esta era la casa de mis abuelos y  bisabuelos y donde yo pasé mi niñez y adolescencia.

Waleska Montenegro 

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